En este proyecto el cliente pretendía mezclar el concepto tradicional con el de una barra de bar instalada en el interior de la peluquería. Una misma estética para dos usos diferentes: una atmósfera elegante y sofisticada que la autora del proyecto compone a base de dorados y negros brillantes, así como jugando con las diferentes texturas.
Los recursos casi invisibles, como la incorporación del dorado a las tapicerías, las lentejuelas de las paredes o la alfombra negra, consiguen cerrar este efecto de sofisticación llevada al límite. Al fondo del local se ha colocado una gran imagen de una modelo realizada expresamente para el proyecto.